Si bien las películas de superhéroes se han convertido en un género en si mismo, X-men orígenes: Wolverine, se destaca que es la primera que recae en un personaje individual dentro de la gran franquicia de los X-men, que cuanta con tres películas que recaudaron mas de mil millones de dólares en menos de diez años.
Cuando X-men: The last stand (X-men 3: La batalla final como se la conoció aquí) pasó por los cines en 2006 el público se quedó con ganas de más, sobre todo por ver más aún de Hugh Jackman.
Así que el mismo actor -que ahora brilla como una de las mas grandes estrellas de Hollywood- se encargo en parte de la producción junto a Laura Shulder Donner, la productora de las entregas originales.
Para llevar adelante el proyecto que contaría los comienzos de héroe se contrató al director Gavin hood, quien ensambló su equipo bajo la premisa de hacer algo “visualmente espectacular y al mismo tiempo dinámico y cargado de complejidad en los personajes”.
Para darle vida al guión se recurrieron varias de las explicaciones que se dieron en los comics en los últimos 35 años para amalgamar así una historia que pueda ser disfrutada tanto por los fanáticos como por los espectadores ocasionales que sólo conocen al personaje por las películas de los X-men.
“Queríamos superar las expectativas en todo aspecto”, resalta Jackman, y si bien el film no pasará al panteón de las más grandes adaptaciones del comic, tales como Superman, The Movie (1978) o The Dark Knight (2008), tampoco tiene lo absurdo e irreverente de Fantastic Four (2004).
La historia del film comienza con Logan (Wolverine) en busca de consuelo, de un pasado lleno de oscuridad el cual podemos ver por medio de flasbacks que se remiten hasta más de 150 años atrás, trabajando como leñador en las remotas montañas rocosas de Canadá. Logan, quien encuentra el amor y la felicidad por primera vez en su muy prolongada vida, lleva una existencia aparentemente idílica con la profesora de escuela Kayla Silverfox, interpretada por Lynn Collins, hasta que los fantasmas de su historia vuelven para que forme parte de un proyecto ultra secreto del gobierno llamado Arma X.
A partir de ahí se teje una trama de traiciones, revelaciones y acción al por mayor en donde el espectador comprende el por qué de la forma de ser del personaje y cómo es que éste no recuerda nada en el futuro.
Se lucen Liev Schreiber como Victor Creed, alias Sabretooth, y Danny Huston como el Coronel William Stryker.
El film es, sin duda alguna, entretenimiento puro pero no vacío. Los personajes tienen mucho que aportar y Jackman se encarga de poner a Wolverine en la misma línea de popularidad que gozan Batman, Superman y Spider-man, algo impensado hace unos años.
Si les gusta la acción y los superhéroes no hay que dudar antes de sacar la entrada para luego sentarse a disfrutar casi dos horas de adrenalina al filo de las garras muy bien portadas por el actor australiano.
Matías Lértora