domingo, 17 de mayo de 2009

Entrevista a Liniers

“Me dicen que soy el único tipo sensible que queda”

Su fama crece día a día gracias al éxito de sus libros recopilatorios y las colaboraciones para diseñar la portada de CDs. Su gran humor es sólo comparable a su humildad, sin embargo reniega de algunos de sus pares, pero se entusiasma con el nuevo comic argentino. Y afirma que el nacimiento de su hija le cambió la vida para siempre.

El lugar parece un museo de la historieta nacional, cientos de ejemplares recopilatorios de las más aclamadas obras del comic argentino están diseminadas en los estantes que van de pared a pared y desde el suelo al techo. En el medio, sentado frente a un gran tablero de dibujo con manchas de pintura, se encuentra Liniers. Se lo ve cansado, sobretodo por lo rojizo de sus ojos que refriega detrás de sus lentes de marco grueso.

Sin embargo, su sonrisa y simpatía no tardan en aparecer. “Estoy en el medio de la firma de 1000 ejemplares originales, no doy más”, dice el creador de Macanudo mientras dibuja cada una de las tapas en blanco de su nuevo libro.

Aunque nació con el nombre Ricardo Siri el 15 de noviembre de 1973, todos lo llaman Liniers porque es descendiente del Virrey del Río de la Plata entre 1807 y 1809, cuestión con la que siempre bromea.

La popularidad de Liniers creció de manera notable en los últimos años gracias a su humor ácido e inteligente que se destaca de la media. De su tira publicada en el diario La Nación pasó a vender miles de libros recopilatorios de su trabajo, diseñar tapas de CDs y vender pinturas originales. Pero su virtud más importante es que es amado por sus lectores y admirado por sus pares, pero aún así no se la cree y afirma que trata de mantenerse “normal y ser uno más”


-¿Cómo ves la historieta nacional, saliendo de lo que es el humor gráfico de la contratapa de los diarios?

-Ilusionado lo veo, optimista. Porque estoy empezando una editorial para eso, porque veo que hay materia prima, que hay dibujantes por todos lados. Lo único que hace falta es que tengan un lugar para tirar material. Sino me tengo que poner la editorial de sombrero (risas)


-¿A qué atribuís este nuevo “boom” del comic? Porque los editores dicen que tienen miedo de que se estanque en los puestos de diarios por falta de publicidad

-Yo creo que viene por dos lados. Por un lado, afuera, que hay un “boom” muy grande primero en Estados Unidos, después en España y Canada, de novela gráfica, de libro de historieta más literario por decirlo de alguna manera. Y por otro lado los blogs hicieron que la gente se fogueara muchísimo más e hiciera que tengan una idea muchísimo más amplia que antes.

Antes había que si o si tener plata para mostrar tu laburo a gente que no sean tus amigos.

Y los blogs me parecen que van generando una salida más amplia.

Y que las editoriales más grandes no estén muy enteradas o muy entusiasmadas con esto, es buenísimo para nosotros (refiriéndose a las editoriales chicas)


-Cuando estás trabajando: ¿Qué es lo que buscás y esperás de tus lectores? ¿Cómo querés que reaccionen?

-No pienso tanto en el lector en ese sentido porque no sé cómo es el lector. Porque para mi vos no tenés que ver con el resto, todos somos diferentes por más que te cope lo mismo que a mi.

Así que pensar que uno sabe cómo es el lector es un ejercicio entre pedante y absurdo, entonces no pienso mucho. Hago las historietas que a mi me gustaría leer y la

trato de hacer lo mejor que me salga.

Lo que ves ahí en mi trabajo es mi techo, no es que voy regulando y preparando a la gente para algo más grosso. Hago lo mejor que me sale y listo. Y desgraciadamente o por suerte es esto. (Y señala sus libros)


-Una vez dijiste que elegís hacer tiras “con cosas que te pasan si estas vivo”. ¿A qué te referís?

-Cuando empecé a hacer eso puse un blog. Sin darme cuenta casi. Vi que había muchos blogs y me dije a mi mismo: ‘¿Cómo se hará un blog?’ Y en tres pasos ya lo tenía, así como si nada. Y entonces decidí ponerle un título muy abierto, y se me ocurrió eso.


-¿Lees los comentarios que te dejan?

-Siento que los tengo leer, porque si te dicen algo por lo menos tenés que prestar atención.

Entonces me divierto cuando me putean o cuando me dicen ‘que grosso que sos’. Y a veces te enojas con el que te putea y a veces te parece una tontería el que te dice que sos grosso. Pero es divertida esa devolución tan rápida, antes los historietistas no teníamos eso, teníamos que esperar 6 meses para que alguien te dijera algo.


-¿Y esa inmediatez es buena o es mala?

-Es mala si dejás que eso te lleve de un lado para el otro, si dejás que eso te maneje porque es como un conductor enloquecido y te volvés loco.

Y no podés hacer feliz a todo el mundo. Hay gente que ama a Enriqueta y hay gente que odia a Enriqueta, y no me puedo hacer cargo de toda la gente. Lo único que puedo decir es ‘bueno, no se enojen tanto, yo dibujo, no soy un asesino a sueldo’. (Se ríe)


-Hablando de Enriqueta, algunos la ven como la sucesora de Mafalfa. ¿Vos la ves así?

-Es como que me digan que yo jugando al futbol sucedo a Maradona y tocando a la guitarra sucedo a Charly.


-Pero salvando las distancias, teniendo en cuenta que Mafalda fue un producto de una época que marcó mucho al país

-Pero no. Para mi la comparan nada más porque es una chiquita, porque la forma no es nada, lo importante es el contenido que se desarrolla y ese no es el mismo.

A mi me parece que lo que hizo Quino es lo más genial que hay. Si querés comparar, me parece que el laburo de Maitena es más cercano a Mafalda que el mío.

Porque lo que Quino hizo con Mafalda y sus personajes es un corte transversal de la sociedad Argentina y la describió de pe a pa: éste es el facho, ésta es la mediocre, ésta es la progre, éste es el capitalista, o sea, una descripción de la sociedad Argentina de ese momento, y Maitena hizo eso con Mujeres Alteradas, que te tira la descripción de la Argentina frívola, y eso eran los ‘90s. Y además Quino no tiene comparación, es como el gol a los ingleses. Y Messí hizo un gol parecido pero no se lo acuerda nadie.


Al preguntarle de las cosas que no le gustan de la vida, sin titubear vuelve a llevarlo al plano laborar y se ofusca. “Mucha gente tiene como una actitud de complejo de inferioridad, ojo que hablo desde el historietista”, trata de explicar.


-¿Cómo es eso?

-Te doy un ejemplo: tengo un amigo que tiene una galería y colgamos cuadros, y he escuchado a historietistas que admiro profundamente decir: ‘¿Qué hace una historieta colgada en una galería de arte?’. Como si no perteneciese a ese lugar.

Una onda como decir ‘yo soy del barrio, no soy de acá y no pertenezco al Malba y a toda esta careteada y que se yo’.

Y últimamente si uno se fija las cosas que hay en estos días en las galerías, va a ver que muchos que se dicen artistas son una manga de ladrones que cuelgan un tampón de un tendedero y hacen de cuenta que es la gran obra. Y viven de eso. Entonces, ¿por qué no nosotros?, que trabajamos dibujando sobre papelitos.

Es una especie de auto atentado que nos hacemos, me gustaría que se la crean un poco más todos.


-En cuanto a tu trabajo. En lo personal, de tu vida: ¿Cuánto pones de eso en tus tiras?

-De mi vida puntual y personal poco. En serio, inclusive si te fijás no aparecen mis viejos en mis libros, ni mis hermanos. Mis amigos casi ni aparecen. Eso está como escondido.


-A eso voy, tal vez están disfrazados de alguna manera.

-Eso puede ser, hay muchas cosas más cercanas a mi en Enriqueta que en El Conejo.


-¿Pero El Conejo no sos vos?

-El Conejo es como cuando me voy de viaje, y veo cosas y las expreso de ese modo. Por ejemplo si voy a La Antártida, El Conejo lo manifiesta como cualquier persona que vaya. Eso no es muy personal.

Pero si quiero investigarme, voy más por ese lado que por el de las historietas autobiográficas que son más anecdóticas.


-¿Por qué no te gustan los superhéroes?

-No es que no me gustan, me divierten mucho. Me divierte mucho verlos en el cine. No me gustan en el comics porque no me termino de identificar ni siquiera con el pseudo perdedor que tienen en sí. Porque supuestamente los de Marvel tienen como esa crisis existenciales, pero saben volar y te dá rabia, porque se levantan a la mina y le ganan a los malos.

Por más que te lloriqueen un rato, te dá un cacho de rabia.

Para mi el superhéroe está muy bien como el arquetipo de la idea norteamericana del ganador. Los americanos tienen esa filosofía de ganador y yo no me identifico con el ganador. Me identifico más con los pobres ladrones que estuvieron ahí laburando más de una hora para afanar un banco y aparece Spider-man con superpoderes y los hace mierda en un segundo. Que se la aguante con un chumbo viejo, como todo el mundo (grita exaltado y se ríe).


-Y hablando de superhéroes. ¿Por qué crees que en Argentina cuesta tanto que pegue un superhéroe nacional? Porque hubo mucos intentos, pero todos murieron en el camino.

-Yo creo que es eso, acá el único que entró fue Cazador que era como el anti total superhéroe. Y creo que el argentino es muy contradictorio, porque por un lado es muy consumidor de la filosofía norteamericana, y por otro es como muy reacio y muy anti americano pero porque es americano nada más.

Yo me acuerdo que una vez Sebastián De Caro en la radio decía que estaba haciendo una cola y delante de él tenía un yanqui que se puso a decir boludeces y lo quería cagar a trompadas por yanqui pelotudo, y acto seguido empezó a hablar de Batman y lo fenómeno que era. O sea, hay una contradicción total de cómo odiamos y admiramos a ese país.

Pero creo que el superhéroe viene muy pegado a la idea del norteamericano ganador, y nosotros no nos podemos enganchar lo suficiente con eso, no lo podemos crear. A nosotros nos gusta Paturuzú, y eso es medio bizarro.


-Bueno, eso es lo que dice De caro

-Lo que pasa que De Caro es medio bizarro


-¿Y te gustó su superhéroe? (Doméstico)

-Me encantó, lo disfruté muchísimo porque es mucho más cercana a la idea de cómo somos nosotros y con ese si me puedo identificar.


-Pero el público lo bastardeó

-Me imagino, pero el público es muy crítico, y al público también le encanta Tinelli. Así que a nivel masivo yo no puedo entender al público. Es mucho más divertido hablar con uno solo que con todos. No entiendo al público en masa. Me gustan las personas de a una.


-¿Qué es lo que te influencia?

-Todo. Yo todo lo que veo y me entusiasma, me fluye y me dan ganas de agarrar eso y pasarlo por mi lado y ver que sale.


De repente, la cara se le transforma al hablar de su hija y de como su nacimiento no sólo influyó en su trabajo, sino en toda su vida. “Te cambia todo. Hay como una cosa muy profunda y muy puntual tuya que se corre de lugar. O sea, que vos hasta ahora eras tu brújula o como quieras llamarlo.


-¿Y eso se cambia por completo?

-Si. Tu vida hasta ese momento eras vos. A mi me encantaba mi mujer, me sigue encantando, pero de repente aparece esta cosita que te corre eso y lo primero que te da es un cagazo tremendo porque sabés que vos te podés cuidar cuando vas a cruzar la calle pero no sabés si vas a poder cuidar siempre a tu hijo. Y querés que no le pase nada nunca, así que no quiero que cruce la calle nunca. (Se ríe emocionado)

Y ella es divina y me cambió todo, y eso te moviliza para todos lados.



Así, Liniers se muestra tan vulnerable como El Robot Sensible, uno de sus personajes más famosos, y entre risas se lamenta de que le hubiera gustado que su fama le llegara cuando estaba soltero “porque las chicas me dicen que soy el único tipo sensible que queda”.


Matías Lértora


NOTA: esta entrevista fue realizada en noviembre de 2008


1 comentario:

Pipi* dijo...

Está muy buena la entrevista, es muy interesante.
Te felicito otra vez amor!

p.d: la leí toda!jakjsak

Te amo.Pipi.